27 de enero de 2002. Barcelona
La víctima y sus acompañantes, todos de origen ecuatoriano, intentaron entrar al local ‘Caipiriña’ pero los porteros les impidieron el paso porque, según la sentencia, iban muy bebidos y llevaban zapatillas deportivas. A partir de aquí, se originó una discusión y una persecución por el puente del Maremagnum hasta que dos de los condenados interceptaron a la víctima y le clavaron una paliza. A continuación, el tercer condenado cogió a la víctima y lo lanzó al agua, siendo encontrado su cuerpo sin vida hacia los once de la mañana del día siguiente. La sentencia destaca que a causa de la paliza la víctima tenia «debilitada notablemente sus fuerzas y su capacidad y resistencia física», además de una fractura nasal y otras contusiones. Murió ahogado por la acción del vigilante de seguridad Antonio Fernández Quincoces y los porteros James Anglada y Mariano Romero.